martes, 9 de septiembre de 2014

PRIMER DIA EN PARIS

¿Ya suena el despertador? ¡Pero si nos acabamos de acostar!!!
Con sueño todavía nos levantamos impacientes por salir a patear las calles de París.

El día estaba muy nublado y comenzaba a chispear, pero no importaba...

En el súper al lado del apartamento compramos víveres para un desayuno rápido y cogimos el metro directos a la Torre Eiffel.

Salimos en Trocadero y allí tuvimos nuestra primera perspectiva de la Torre...¡qué cara pusieron los niños!

Para no aguantar colas habíamos comprado previamente las entradas por Internet y teníamos hora a las 11, así que decidimos dar un paseo a la orilla del Sena.




 
Caminando un poquito llegamos hasta l´Allée des Cygnes (Paseo de los Cisnes).
Se trata de una bonita isla artificial en el medio del río Sena, que se extiende desde el Puente Bir-Hakeim  hasta el Puente de Grenelle.
 
 
Es un paseo arbolado muy agradable al final del cual te encuentras con una inesperada estatua
 
 
 
Esta estatua fue regalada por EEUU a Francia, es mucho más pequeña que la original y está orientada saludando a su hermana americana.
Por cierto, que no es la única que existe en París. Aún hay otra más pequeña todavía en los Jardines de Luxemburgo, pero yo no logré encontrarla.
 
Se iba acercando la hora de subir a la Torre y nos encaminamos hacia ella.
Un acierto lo de comprar las entradas por Internet; llegas y pasas, saltándote la cola que se forma desde primera hora.
 
 
 
¡Qué bonita la subida! 
¡Y vaya panorámica de 360º de París!!!
 
 
 
 
 
Después de esta visita imprescindible de París, volvimos a coger el metro, esta vez para dirigirnos al Arco del Triunfo.
 

 
El Arco del Triunfo fue mandado construir por Napoleón para conmemorar la victoria de Austerlitz. Por todas partes aparecen inscripciones de militares y batallas así como relieves de las campañas de Napoleón.
Destacan cuatro grandes relieves en la parte externa de sus pilares, mi favorito es el llamado "La partida de los voluntarios de 1792", pero es más conocido como "La Marsellesa"
 
 
El Arco del Triunfo está enclavado en la Plaza Charles de Gaulle, también llamada de La Estrella, por las doce avenidas que parten de ella radialmente, la más conocida los Campos Elíseos.
 
Debajo del arco se encuentra la tumba del soldado desconocido, con una llama que se renueva cada día en una ceremonia militar.
 
 
Nuevamente tomamos el metro y salimos en mitad de los campos Elíseos a la altura del Grand y Petit Palais, este último es de visita gratuita, así que aprovechamos para ver el edificio que es muy bonito.

Este palacio tiene una exposición permanente de objetos, esculturas y pinturas, pero lo más bonito es la decoración del edificio en sí, y el jardín interior.
 


 
Un remanso de paz en plenos campos Elíseos.
 
Al salir nos dirigimos al puente de Alejandro III, que une el Grand y Petit Palais con la explanada de los Inválidos.
Este puente es el más vistoso de París, con una decoración muy llamativa y fue dedicado a la alianza franco-rusa.
 




 
Volvemos sobre nuestros pasos y nos dirigimos a la Plaza de la Concordia, que une los Campos Elíseos con Las Tullerías.
Es una plaza enorme que luce en su centro el obelisco de Luxor, donado por el gobierno egipcio, y dos vistosas fuentes.
 
 
 
 
Hermosa y monumental la plaza...pero cómo olvidar su pasado sangriento. Aquí se instaló la guillotina en la época de la revolución y fueron decapitadas cientos de personas, entre ellas María Antonieta, Luis XVI, Robespierre....
 
Como ya apretaba el hambre nos dirigimos a las Tullerías y en unos de sus puestos compramos unos bocatas que nos supieron a gloria sentados en el parque y contemplando estas maravillosas vistas.
 
 
Tras descansar un buen rato y ya recobradas las energías nos dirigimos a visitar la Madeleine, que en nuestro viaje anterior sólo pudimos contemplar por fuera.
 


 
 
Por fuera no lo parece, pero estamos ante una iglesia católica, aunque su diseño nos recuerde a un templo romano.
 

 
Continuamos nuestro paseo por las Tullerías, contemplando sus hermosas esculturas...
 


 
 
...hasta alcanzar el Museo del Louvre.
 


 
Este museo, antiguo palacio real, es uno de los más extensos del mundo. Como ya lo habíamos visitado en nuestro anterior viaje, decidimos no entrar, porque a este museo hay que dedicarle horas para apreciar una mínima parte de lo que atesora. Así que nos limitamos a admirarlo por fuera y a entrar dentro de la pirámide.
 

 
 
Justo al lado del Louvre se encuentra el Palais Royal, actualmente sede del Consejo de Estado. Las visitas al Palacio deben concertarse previamente, pero los jardines están abiertos al público y merece la pena visitarlos
 
 
 
 
 
Eran las seis de la tarde y aún nos quedaba un destino en el programa del día: la colina de Montmartre.
El barrio de los pintores, de la bohemia...por desgracia cada vez más comercial y turístico.
A pesar de ello, todavía se pueden encontrar rincones donde se respira ese espíritu de lo que debió ser antaño.
En nuestro viaje anterior hicimos la ruta típica que consiste en ascender hacia la basílica del Sacré Coeur bien por las escaleras o tomando el funicular, y después de visitar la basílica dirigirse a la Place du Tertre (o plaza de los pintores, como suele conocerse).
En esta ocasión quería explorar otros rincones menos transitados y por eso iniciamos nuestro recorrido en la plaza de Abbesses.
 
Allí, en un pequeño jardincillo apartado podemos encontrar el muro de "los te quiero", escrito en más de 300 idiomas distintos.
 

 
 
Desde ahí comenzamos a ascender por sus callejuelas empedradas...
 

 
 
 Y llegamos al Bateau Lavoir, el estudio de Picasso
 
 
 
También pudimos ver La Maison Rose, inmortalizada en los cuadros de Utrillo.
 
 

El famoso Moulin de la Galette
 

El Lapin agile, uno de los cabarets más antiguos de París, y que sigue abierto hoy en día


 
Y el último viñedo que queda de los muchos que antiguamente poblaban la colina de Montmartre
 
 

Poco a poco nos íbamos acercando a la zona más turística, y al final de nuestro trayecto: la place du Tertre y la basílica del Sacré Coeur.

 
 

 
 
 Y aquí acaba nuestro primer día, sentados en las escaleras de la colina viendo caer la tarde en Montmartre
 
 
 
Cansados pero satisfechos, nos fuimos a descansar; las cuatro horas de sueño de la noche anterior ya pasaban factura, y había que reponerse porque al día siguiente nos esperaba otro día agotador...DISNEY!!!!!
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 

 


 
 


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